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Tautira, la Polinesia española

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  En Tautira se oyó hablar español hace 250 años. El vasco Domingo de Boenechea, al mando de la fragata Águila, arribó a esta costa proveniente de El Callao en noviembre de 1772. Se quedó un mes. Regresó otra vez a Tautira en 1774, también en noviembre, con dos sacerdotes franciscanos a bordo y la idea de establecer una misión católica. Me paro frente a una iglesia de piedras color ceniza y techo rojo. Ocupa el mismo lugar que ocupaba la capilla que estableció Boenechea y que celebró su primera misa el 1 de enero de 1775; capilla que, vicisitudes de la vida, acogería para la eternidad el cuerpo del navegante tres semanas después. Boenechea falleció aquel 26 de enero. Antes había firmado, el 5 del mismo mes, las llamadas capitulaciones, en que dos jefes de la isla, Tu y Vehiatua, reconocían la soberanía del rey de España y autorizaban la permanencia de los dos sacerdotes y dos acompañantes (un intérprete, Máximo Rodríguez, y un grumete para tareas pesadas). Pasa una mujer en bicicle...

Qué comprar en tu viaje a Polinesia

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Nada es barato en Polinesia. Algunos licores y perfumes franceses lucen precios interesantes en el duty free del aeropuerto, pero en general conviene enfocarse en productos locales. Buen lugar para comprarlos, sobre todo antes del vuelo de regreso, es el mercado de Papeete y las calles aledañas, hasta la avenida costera o Boulevard Pomare. El jabón de coco, espumoso y aromático, hace un excelente regalo. También los distintos cosméticos derivados del aceite monoi. Pareos y camisas floreadas abundan en los alrededores del mercado. Las conchas de madreperla talladas son típicas y de precio asequible. Hay artesanías hechas de conchitas, coco y madera; también ídolos tallados —los llamados tiki —, grabados en tapa (una especie de papiro) y piraguas en miniatura. Para algunos productos tradicionales, como las cestas y los sombreros de hojas trenzadas, y particularmente la vainilla natural, conviene informarse de antemano si podrían ser requisados en la aduana del país de destino. Tahiti l...

Consideraciones durante tu estadía en Polinesia

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  El collar de flores que recibiste a la llegada, no lo botes cuando se marchite. Déjalo colgando en la habitación. La persona del aseo lo retirará cuando te hayas marchado. En Polinesia la puntualidad es la norma, no la excepción. Es importante estar a la hora para los traslados y los embarques aéreos y marítimos. El agua es potable en Tahiti y las islas principales: Moorea, Huahine, Raiatea, Bora Bora. En las Tuamotu, en cambio, suele ser agua de lluvia. Lo más seguro es beber agua embotellada en todas las islas. Las quemaduras de sol arruinan más de un viaje a Polinesia. Nunca dejes de aplicarte protector solar, por muy nublado que esté. Refuérzalo en hombros, espalda y piernas cuando vayas a nadar con esnórquel. El coral corta con facilidad. En caso de corte, aplicar jugo de limón sobre la herida y repetir una vez seco. Si la herida tiende a hincharse o adquirir la más mínima coloración anormal, consultar en la recepción del hotel. La regla de oro bajo el agua es no tocar nada ...

Qué traer en tu viaje a Polinesia

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  Vestimenta ligera e informal. En las situaciones más elegantes, para las mujeres se recomienda vestido o blusa con falda o pantalón; para los hombres, camisa, o camiseta con cuello polo, pantalones largos y zapatos. En general se necesita solo ropa veraniega. Quienes viajan en julio/agosto o navegarán en un crucero debieran agregar un polerón o cortavientos ligero por si refresca en la noche. Esto también vale para las islas Australes y las Gambier entre mayo y octubre. La insolación estropea más de un viaje a las islas tahitianas. Empacar un buen protector solar y aplicarlo siempre, aunque esté nublado o se esté a la sombra. Es esencial algún tipo de calzado (sandalias plásticas son lo mejor) para caminar donde hay coral. Usarlo también quienes se bañen de noche por si se pisa un erizo. No está demás traer repelente contra mosquitos, y si alojarás en pensión u hotel de 2-3 estrellas, un kit de enchufe y pastillas insecticidas para ahuyentarlos durante la noche. Algunos viajeros ...

Cómo armar tu viaje a Polinesia Francesa

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  Tiene complicaciones armarlo de manera independiente, pero se puede. Regla dorada es reservar antes los alojamientos e incluir los traslados de llegada. En Polinesia arribar a un hospedaje y encontrarlo lleno fastidia por lo difícil y caro que es movilizarse de un lugar a otro. Recurrir a un agente de viajes especializado, que conozca el lugar, conviene. Alguien con quien pueda establecerse una relación personalizada; alguien fácil de contactar en caso de contratiempos durante el viaje. Los agentes de viajes especializados, aparte del conocimiento, con frecuencia consiguen mejores precios y ofertas no disponibles para el pasajero independiente. Además, queda uno mejor cubierto ante imprevistos: huelgas —no son raras las de los bomberos de los aeropuertos y empleados de Air Tahiti—, trastornos climáticos, problemas de salud, retraso o cancelación de un vuelo y contratiempos varios que uno no contempla. Dos ejemplos de situaciones impredecibles de cuando yo vendía paquetes turístic...

Hoteles en el centro de Papeete

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  Anuncian la apertura de un nuevo hotel en el centro de Papeete. El Hotel Reva, en Rue des Remparts esquina Av. Prince Hinoi, abrirá el 1 de noviembre. Será de estilo similar al Maitai Express, distante dos cuadras hacia el mar por la misma Av. Prince Hinoi. El Hotel Reva tendrá 43 habitaciones repartidas en 5 categorías, en un edificio de 5 pisos. Habitaciones todas climatizadas, con baño privado y, excepto la categoría más económica, con cocina americana. Como el Maitai, será un 2 estrellas sin restaurante, pero con acceso a desayuno, y su tarifa más económica (221 €) será un poco más alta que en los otros hoteles. El Maitai Express ocupa un edificio de 6 pisos. Son 63 habitaciones en 4 categorías. Su principal ventaja es la ubicación, frente a la avenida costera (Boulevard Pomare) y muy cerca del muelle de los ferris. La habitación más económica es pequeña (17,5 m²), con opción de cama king-size o dos individuales; cuesta 200 €. El hotel Kon Tiki —frente al muelle de los ferri...

Qué hacer en Bora Bora

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Impresiona en Bora Bora el turquesa intenso del agua. Y es justamente por ese mar resplandeciente que navega la excursión más popular. Incluye 3 detenciones: encuentro con rayas en la laguna interior, nado con tiburones afuera del arrecife y nado con esnórquel en un jardín de coral. Cuesta unos 115 €; si se agrega almuerzo típico en un islote, 150 €. Suele ser, dicha excursión, en piragua a motor, techada, pero hay variantes más o menos parecidas en moto de agua (2 h, 240 € por dos personas compartiendo moto), lancha y catamarán. Pueden ser excursiones en grupo o privadas. Bora Bora también es colorida bajo el agua. Ya lo vislumbra uno nadando con esnórquel, o a bordo de una lancha con fondo de vidrio (51 € el paseo de hora y media de Moana Adventure Tours), o tomando la excursión de 3 horas en el semisumergible Nautilus (180 €), pero es posible zambullirse hasta los 3 metros de profundidad sin mojarse la cabeza y respirando como en la superficie. Bien vale la pena. Hay dos alternati...

La Polinesia en buque carguero

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Los llaman goletas. Son los mercantes que navegan entre Tahiti y las demás islas de Polinesia Francesa. Travesías lentas, travesías a la antigua, de esas en que el cocinero de a bordo arroja de madrugada líneas de pesca por la popa para atrapar algún atún, wahoo , o pez espada para el almuerzo. Entre dos y tres semanas duran estas navegaciones. Las más largas alcanzan hasta los confines de las islas Tuamotu (Napuka, Puka Puka, Pukarua, Reao), y hasta Mangareva las que ponen proa al sudeste. En no pocas islas la nave no atraca en un muelle, porque no existe, sino que fondea afuera del arrecife y el desembarque de mercaderías y pasajeros es en barcaza abierta. Dificultoso cuando golpean oleaje y mal tiempo. En Tahiti cargan materiales de construcción, tambores de combustibles, víveres, vehículos, enseres y un cuanto hay (hasta paquetes personales). Traen de vuelta copra, pescados y conchas de madreperla; arena y miel de distintas islas; almejas de Reao y Pukarua (pulpos de esta también);...

Atolones: La Polinesia de coral

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  Desde el aire parecen charcos turquesa que resplandecen en el vasto océano. Son los atolones: islas de coral con forma de anillo más o menos circular u ovalado. Los atolones, que sobresalen apenas por encima del mar, carecen de montañas, elevaciones y agua dulce. Encierran una laguna interior de agua marina —fuente del resplandor turquesa— en la que abundan peces de las más fantásticas formas y colores. Parte o todo el anillo de coral está cubierto de islotes, uno o varios, chatos y de altura insignificante. Son los llamados motu : franjas de verdor en que crecen cocoteros y pandanos, y arbustos que gustan de los suelos salobreños y que no conocen nombres en español. En dichos islotes vive el cangrejo cocotero. Puede alcanzar el metro de envergadura. Es cangrejo poderoso, que abre los cocos con sus pinzas, y también cangrejo raro, pues el adulto se ahoga en el agua. Más pequeñitos y mucho más abundantes son los cangrejos ermitaños; acarrean sus conchas sobre la arena y no le teme...

Qué islas visitar en tu viaje a Polinesia

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  118 islas forman parte de la Polinesia Francesa. No pocas disponen de alojamiento para turistas. ¿Cuáles, entonces, incluir en un viaje? El paquete más básico abarca Tahiti y Moorea. Es también el más económico porque no necesita aéreo interislas. El itinerario tradicional que prefieren la mayoría de los turistas es de 1 semana en Tahiti, Moorea y Bora Bora. En viajes de 2 semanas suelen agregar Huahine o Tahaa, y a veces, para una diferencia más marcada entre las islas, un atolón de las islas Tuamotu como Rangiroa, Tikehau o Fakarava. Las mejores playas se encuentran en Bora Bora, Moorea, Huahine, Tetiaroa, Maupiti, Raivavae y Tubuai. En las islas Tuamotu hay playas solitarias y con aguas de color y transparencia inigualables, tipo postal, pero en varias la arena es guijarrosa. Moorea es la isla con más variedad de actividades. Quienes buscan atractivos históricos y culturales consideren Tahiti, Huahine, Raiatea, Mangareva y las Marquesas, en especial Hiva Oa. Raiatea es atracti...

Sobrevuelo de Tahiti en helicóptero

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  Extracto del libro Impresiones de Polinesia, un viaje por Tahiti, Moorea, Bora Bora y otras islas, disponible en Amazon en formatos impreso y digital: Tome un sobrevuelo en helicóptero quien quiera admirar los paisajes montañosos de Tahiti. Es caro, sí, pero está entre las actividades más impresionantes de la isla. El vuelo penetra tierra adentro, se hunde en los valles, se estabiliza frente a cascadas que parecen congeladas en el aire. ¡Qué vistas! Algunas cúspides semejan agujas de piedra, otras, como la del monte Diadème, la cresta de un gallo. Riscos. Escarpas delgadas como láminas. Despeñaderos. Asombra la ausencia humana. Todo es verde, y ese verde contrasta con los vellones de nubes, con el blanco de las cascadas y el gris, moteado también de verde, de los acantilados cortados a pico. Una sensación del vuelo en helicóptero no la olvido nunca: cuando el helicóptero sube lenta, lentamente y paralelo a la pendiente, a baja altura, y se acerca a la cima, y cuando llega a la ci...

Nostalgia de los "trucks"

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Echo de menos los trucks . Fueron durante años el medio de transporte público de Tahiti. Eran camiones con caja de madera adaptada para transportar pasajeros. No tenían puerta. Se subía por una abertura en la parte posterior, que en los años ochenta o noventa, no recuerdo bien, se cambió por seguridad al costado derecho. El pasajero decidía si pagaba al subir o al bajar. Los trucks eran espejos de la vida polinésica. Rostros gauguinescos se sentaban en bancas estiradas a lo largo de los costados y charlaban y liaban cigarrillos y de repente rasgueaban un ukelele y a veces se ponían a cantar. Había trucks pequeños (unos 20 pasajeros) para los recorridos cortos. En los trucks mayores, esos con capacidad para casi 50 pasajeros y que continuaban pasado Arué y Punaauia, una tercera banca corría por el medio y los bultos grandes se cargaban sobre el techo. No tenían horario fijo. El conductor, a veces una mujer, era el dueño del vehículo. Todos los trucks llegaban al mercado de Papeete y...