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Qué hacer en Bora Bora

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Impresiona en Bora Bora el turquesa intenso del agua. Y es justamente por ese mar resplandeciente que navega la excursión más popular. Incluye 3 detenciones: encuentro con rayas en la laguna interior, nado con tiburones afuera del arrecife y nado con esnórquel en un jardín de coral. Cuesta unos 115 €; si se agrega almuerzo típico en un islote, 150 €. Suele ser, dicha excursión, en piragua a motor, techada, pero hay variantes más o menos parecidas en moto de agua (2 h, 240 € por dos personas compartiendo moto), lancha y catamarán. Pueden ser excursiones en grupo o privadas. Bora Bora también es colorida bajo el agua. Ya lo vislumbra uno nadando con esnórquel, o a bordo de una lancha con fondo de vidrio (51 € el paseo de hora y media de Moana Adventure Tours), o tomando la excursión de 3 horas en el semisumergible Nautilus (180 €), pero es posible zambullirse hasta los 3 metros de profundidad sin mojarse la cabeza y respirando como en la superficie. Bien vale la pena. Hay dos alternati...

La Polinesia en buque carguero

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Los llaman goletas. Son los mercantes que navegan entre Tahiti y las demás islas de Polinesia Francesa. Travesías lentas, travesías a la antigua, de esas en que el cocinero de a bordo arroja de madrugada líneas de pesca por la popa para atrapar algún atún, wahoo , o pez espada para el almuerzo. Entre dos y tres semanas duran estas navegaciones. Las más largas alcanzan hasta los confines de las islas Tuamotu (Napuka, Puka Puka, Pukarua, Reao), y hasta Mangareva las que ponen proa al sudeste. En no pocas islas la nave no atraca en un muelle, porque no existe, sino que fondea afuera del arrecife y el desembarque de mercaderías y pasajeros es en barcaza abierta. Dificultoso cuando golpean oleaje y mal tiempo. En Tahiti cargan materiales de construcción, tambores de combustibles, víveres, vehículos, enseres y un cuanto hay (hasta paquetes personales). Traen de vuelta copra, pescados y conchas de madreperla; arena y miel de distintas islas; almejas de Reao y Pukarua (pulpos de esta también);...

Atolones: La Polinesia de coral

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  Desde el aire parecen charcos turquesa que resplandecen en el vasto océano. Son los atolones: islas de coral con forma de anillo más o menos circular u ovalado. Los atolones, que sobresalen apenas por encima del mar, carecen de montañas, elevaciones y agua dulce. Encierran una laguna interior de agua marina —fuente del resplandor turquesa— en la que abundan peces de las más fantásticas formas y colores. Parte o todo el anillo de coral está cubierto de islotes, uno o varios, chatos y de altura insignificante. Son los llamados motu : franjas de verdor en que crecen cocoteros y pandanos, y arbustos que gustan de los suelos salobreños y que no conocen nombres en español. En dichos islotes vive el cangrejo cocotero. Puede alcanzar el metro de envergadura. Es cangrejo poderoso, que abre los cocos con sus pinzas, y también cangrejo raro, pues el adulto se ahoga en el agua. Más pequeñitos y mucho más abundantes son los cangrejos ermitaños; acarrean sus conchas sobre la arena y no le teme...

Qué islas visitar en tu viaje a Polinesia

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  118 islas forman parte de la Polinesia Francesa. No pocas disponen de alojamiento para turistas. ¿Cuáles, entonces, incluir en un viaje? El paquete más básico abarca Tahiti y Moorea. Es también el más económico porque no necesita aéreo interislas. El itinerario tradicional que prefieren la mayoría de los turistas es de 1 semana en Tahiti, Moorea y Bora Bora. En viajes de 2 semanas suelen agregar Huahine o Tahaa, y a veces, para una diferencia más marcada entre las islas, un atolón de las islas Tuamotu como Rangiroa, Tikehau o Fakarava. Las mejores playas se encuentran en Bora Bora, Moorea, Huahine, Tetiaroa, Maupiti, Raivavae y Tubuai. En las islas Tuamotu hay playas solitarias y con aguas de color y transparencia inigualables, tipo postal, pero en varias la arena es guijarrosa. Moorea es la isla con más variedad de actividades. Quienes buscan atractivos históricos y culturales consideren Tahiti, Huahine, Raiatea, Mangareva y las Marquesas, en especial Hiva Oa. Raiatea es atracti...

Sobrevuelo de Tahiti en helicóptero

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  Extracto del libro Impresiones de Polinesia, un viaje por Tahiti, Moorea, Bora Bora y otras islas, disponible en Amazon en formatos impreso y digital: Tome un sobrevuelo en helicóptero quien quiera admirar los paisajes montañosos de Tahiti. Es caro, sí, pero está entre las actividades más impresionantes de la isla. El vuelo penetra tierra adentro, se hunde en los valles, se estabiliza frente a cascadas que parecen congeladas en el aire. ¡Qué vistas! Algunas cúspides semejan agujas de piedra, otras, como la del monte Diadème, la cresta de un gallo. Riscos. Escarpas delgadas como láminas. Despeñaderos. Asombra la ausencia humana. Todo es verde, y ese verde contrasta con los vellones de nubes, con el blanco de las cascadas y el gris, moteado también de verde, de los acantilados cortados a pico. Una sensación del vuelo en helicóptero no la olvido nunca: cuando el helicóptero sube lenta, lentamente y paralelo a la pendiente, a baja altura, y se acerca a la cima, y cuando llega a la ci...

Nostalgia de los "trucks"

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Echo de menos los trucks . Fueron durante años el medio de transporte público de Tahiti. Eran camiones con caja de madera adaptada para transportar pasajeros. No tenían puerta. Se subía por una abertura en la parte posterior, que en los años ochenta o noventa, no recuerdo bien, se cambió por seguridad al costado derecho. El pasajero decidía si pagaba al subir o al bajar. Los trucks eran espejos de la vida polinésica. Rostros gauguinescos se sentaban en bancas estiradas a lo largo de los costados y charlaban y liaban cigarrillos y de repente rasgueaban un ukelele y a veces se ponían a cantar. Había trucks pequeños (unos 20 pasajeros) para los recorridos cortos. En los trucks mayores, esos con capacidad para casi 50 pasajeros y que continuaban pasado Arué y Punaauia, una tercera banca corría por el medio y los bultos grandes se cargaban sobre el techo. No tenían horario fijo. El conductor, a veces una mujer, era el dueño del vehículo. Todos los trucks llegaban al mercado de Papeete y...

Las playas de Tahiti

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La playa desde donde escribo es gris negruzca y pedregosa. Es playa pública, no porque existan playas privadas en Tahiti, sino porque así llaman a las playas que tienen estacionamiento (siempre gratis), servicios sanitarios y, habitualmente, un parque con sombra y amenidades. Está en Tautira, lejos de Papeete, en una puntilla protegida a medias por un arrecife de coral mar afuera. Las playas tahitianas suelen ser de arena oscura, con frecuencia guijarrosas y más de alguna —pienso en Teahupoo— de pura piedra. Las aguas tiran a un azul plomizo; originan cierto oleaje, que acá es manso, pero en otras playas —Taharuu, Ahonu, Papenoo…— engorda hasta formar olas surfeables. Tahiti sí tiene lindas playas de arena clara, dice alguien. Razón no le falta. En playas como Vaiava —también llamada Pk18—, Papehue y alguna otra en Punaauia y Paea, el mar, cuando le pega el sol con ganas, adquiere real viveza, luce azules más brillantes y aturquesados, y algún tonillo verde, colores de acuarela. Pero s...